viernes, 26 de enero de 2018

Escenas míticas del cine (LXVII)


El Nombre de la Rosa, la cual llevó al cine el director francés Jean-Jacques Annaud en 1986, bajo una producción, de la por entonces República Federal Alemana (de ahí que haya bastantes actores alemanes en el reparto) era una novela de Umberto Eco, que data de 1980, un escritor excepcional que combinaba literatura, historia, investigación y academia. El éxito del film, sucedió al de la novela, no sin las consiguientes críticas claro está, diciendo que traicionaba al libro y bla bla bla, cosa en la que no puedo estar más disconforme. Se trata de una película que refleja de manera increíble el libro, pero para llevar el libro entero se hubiera requerido de tres films, al menos, de ahí que esta cinta concrete de manera fantástica el contenido de la novela.


En su día hablé largo y tendido de este extraordinario film, pero hoy me quiero centrar en una escena en concreto. Los hechos que se narran acontecen en el siglo XIV, plena Edad Media, y se centra en dos personajes fundamentalmente, el monje franciscano Guillermo de Baskerville, interpretado por un sublime Sean Connery y su discípulo, el joven novicio Adso de Melk (Christian Slater), quienes llegan a una abadía benedictina en las montañas italianas, famosa por su biblioteca, llena de obras únicas y restringidas a los especialistas. Guillermo ha venido a la abadía, en principio, para participar en una reunión de los delegados del Papa y los líderes de la orden franciscana, con el fin de resolver problemas doctrinales. Pero este encuentro, quedará relegado a un segundo plano, en cuanto empiezan a suceder extrañas muertes en la abadía. 


Con la llegada de Bernardo Gui (F. Murray Abraham) de la Santa Inquisición, se decide que los culpables de esas muertes son una mendiga (la bella Valentina Vargas), Salvatore el jorobado (Ron Pelman) y Remigio da Varagine (Helmut Qualtinger). En la mítica escena donde se les "juzga" se les acusa de herejes dulcinistas por parte de Bernardo, ellos lo admiten porque han sido torturados hasta reventar de dolor, incluso Remigio se vanagloria de ello, y criticar a todos los integrantes de la abadía. Se matan moscas a cañonazos y se les condena a la hoguera.
Escena memorable donde Helmut Qualtinger se sale de la pantalla cuando recuerda su época dulcinista...

Disfrutad de la escena.

4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Ricard: Y tan directo, los mandaba a todos a la mierda el gran Remigio.

      Saludos.

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  2. Muy buenas!
    Como diría un italiano tanto el libro como la película son "capolavoro" (obra maestra, llevo años estudiando italiano y es una lengua que me encanta), todavía recuerdo verla en el cine y quedar con la boca abierta. Ya sabemos que las adaptaciones no suelen ser fáciles, como bien dices harían falta muchas mas horas de metraje para incluirlo todo. A mi la película me parece magistral, sobre todo esa fantástica puesta en escena. Buena elección la de esta escena.
    Saludos!

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    1. Fran: Obra maestra absoluta amigo, sin duda alguna. Todo en esta película es perfecto, alucinado me quedé cuando vi un documental sobre como se hizo el film y la abadía era una maqueta. Hacerlo en una de verdad cuadriplicaba el presupuesto...

      Saludos.

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