sábado, 12 de agosto de 2017

Ayer murió Terele Pávez.


A Teresa Marta Ruíz Penella, conocida como Terele Pávez, todos la recordamos con su voz ronca, en sus papeles impactantes siempre al borde de la miseria, resentida por la rabia y la desesperación, tanto en Los Santos Inocentes, como en La Celestina o en varias de las mejores películas de Alex de La Iglesia... a saber El día de la Bestia, Las Brujas de Zugarramurdi, La Comunidad o Balada Triste de Trompeta, casi siempre en papeles secundarios de hondo calado y que nunca pasaban desapercibidos.
Nacida en Bilbao el 29 de julio de 1939, pero criada en Madrid (de donde decía sentirse) era hija del político Ramón Ruíz Alonso y Magdalena Penella Silva y pertenecía a una dinastía de artistas, era nieta y bisnieta de Manuel Penella Moreno y Manuel Penella Raga respectivamente y hermana de los también actores Emma Penella y Elisa Montés, además de tía de la actriz de Emma Ozores. Su apellido artístico Pávez provenía de su segundo apellido de su abuela materna, Emma Silva Pávez, de origen chileno, con el fin de distinguirse de sus hermanas. 


Con solo 12 añitos hizo su primera película Novio a la vista de Luis García Berlanga, papel conseguido por Jesús Franco,a migo de la familia, que la dirige posteriormente en Tenemos 18 años (1959). Destaca en teatro a las órdenes de Miguel Narros o Adolfo Marsillach, así en 1968 protagoniza La casa de las chivas, aparte de intervenir en Estudio 1 de TVE como casi todos en la época. 
En cine va intercalando papeles intermitentemente en la década de los 60 y 70 con papeles secundarios. Pero en 1983 Mario Camus la llama para hacer de Régula en Los Santos Inocentes, la adaptación de la novela de Miguel Delibes, un trabajo soberbio que le supondrá un reconocimiento unánime. También interviene en la teleserie La huella del crimen que dirigía Pedro Olea. En 1989 interviene en Réquiem por un campesino español, El Lute II: Mañana seré libre y Diario de Invierno, con sendas nominaciones a mejor actriz de reparto a los Premios Goya de 1987 y 1988. 
A principios de los 90 vive en el ostracismo hasta que la llama Alex de la Iglesia para El día de la bestia, no queriendo escuchar a los productores de que era una mujer difícil, el tiempo le dio la razón. También hizo La Comunidad, 800 Balas, Balada Triste de Trompeta, Las Brujas de Zugarramurdi, esta última por la que le dieron el Goya en 2014 (imagen de abajo), Mi gran noche o El Bar, siendo una actriz fetiche de Álex.


Murió a los 78 años de un derrame cerebral en Madrid.

En homenaje os dejo con su mítica frase en Las Brujas de Zugarramurdi, de 2013.

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